En febrero de este año, mi esposo y yo visitamos algunas ciudades del Sudeste Asiático. Bangkok estuvo dentro de nuestro itinerario y, aunque ya teníamos una idea de cómo es esta ciudad, la realidad siempre supera las expectativas. Nos encontramos con una ciudad caótica, estimulante, con mucho movimiento y contrastes. Bangkok fue un desafío, pero también nos regaló experiencias inolvidables. En medio del calor, la humedad, el tráfico y la cantidad de cosas que suceden simultáneamente, encontramos un lugar donde el ruido exterior se apagó por completo y el tiempo parecía detenerse. Este lugar fue la exposición inmersiva “Monet & Friends Alive”, exhibida en el centro comercial Iconic Siam. Me emocioné mucho cuando encontramos esta exposición porque Monet es uno de mis pintores favoritos; además, ese día era San Valentín (día del amor y la amistad) y el último día para disfrutar de esta exhibición.
La primera parte de la exposición relata brevemente la biografía del pintor francés y las obras de otros artistas de la época del impresionismo. Monet destaca por su forma de retratar la naturaleza y los paisajes al aire libre, incluyendo el cambio de estaciones. Su técnica para pintar la transición de luces y colores es espectacular. Para mí, sus pinturas están llenas de emoción, de vida.
Luego, ingresamos a un espacio lleno de pantallas gigantes que abarcaban el techo, las paredes y el piso. En estas pantallas se proyectaban las obras de Monet y otros pintores contemporáneos; de fondo, sonaba la música de Chopin, Elgar y Tchaikovsky. Con esta maravillosa combinación de pintura y música, nos sentamos a disfrutar de la belleza y la tranquilidad del momento. Recuerdo que me sumergí en una ola de emociones. Sentí felicidad, dicha, plenitud, tranquilidad, gratitud, admiración y melancolía. Fue un momento hermoso y cautivador.
Después, pasamos a una pequeña habitación oscura, llena de espejos y flores de loto con colores muy brillantes que resaltaban en la oscuridad del espacio. Parecía un sueño.
Como parte de la experiencia inmersiva, había varios sectores que recreaban algunas de las obras más famosas de Monet. Aprovechamos al máximo estos espacios para sacarnos muchas fotos.
Pasamos casi dos horas recorriendo la exposición y disfrutamos cada segundo de esta experiencia tan maravillosa. Probablemente, esta exposición llegue a otras ciudades dentro de los próximos meses. Si la encuentras en tu ciudad, no dudes en ir, estoy segura de que también te va a encantar.
¿Te gustó este post? muchas gracias por leerlo.