El microcentro de la ciudad de Buenos Aires tiene muchos lugares que son de siglos pasados, incluso sus callejuelas con los tradicionales adoquines de granitos por el cual transitaron los carruajes tirados por caballos allá por el 1875, esta una de las librerías más antiguas de la argentina, hoy la conocemos con el nombre de la Librería de Ávila, pero en ese entonces la conocíamos con otro nombre.
El nombre del pasado era La librería del colegio, por estar al frente de unos de los colegios más antiguos el colegio nacional de Buenos Aires que está cumpliendo 200 años de historia, sus aulas vieron pasar a muchos ciudadanos ilustres, algunos presidentes, y militares.
Un antiguo boticario de la época comenzó a vender libros y revistas, Francisco Salvio Marul, pero el tiempo pasó y en algún momento de 1926, fue demolido para construir un nuevo edificio. Luego en 1926, Miguel Ávila compra el local y le coloca su nombre a la librería del Colegio, quedando con ese nombre hasta la actualidad.
Apenas traspones su puerta, parece que estás atravesando una puerta del tiempo que te lleva al pasado. Todo en su interior quedó congelado, como los libros que puedes ver en sus estantes.
Una ventana de luz circular entre la parte superior del salón y la planta baja le da un aire colonial.
La escalera de mármol desgastada, nos da otra pista de cómo el tiempo paso por esta librería, los cientos de miles de pies que la caminaron en estos años le da ese color blanco pálido, en las paredes puedes ver algunos cuadros de época y fotografías de personajes que la consultaron.
Ver la ventana de luz hacia arriba le da un efecto extraño, hay una maceta que cuelga en el medio, casi como una guirnalda navideña.
Muchos libros están todavía atados en grandes fajos, en general son donaciones de personas que mueren y ceden sus libros a esta librería, están sin clasificar, en algún momento formaron parte del catálogo perdido en el tiempo.
Luego de estar un rato recorriendo, percibes ese olor tan característico que tiene una librería vieja, las secciones están organizadas por temas, y cuando le consultas al librero por algún título en particular, seguro te lo dará casi al momento, parece que tiene cada libro en su memoria con su ubicación precisa.
Es un lugar al que le tienes que dar un buen momento seguro que encontrarás algunas joyitas, está especializada en publicaciones antiguas, muchos libros son usados pero eso no importa mucho cuando el contenido es lo valioso.
En algún momento me recordó cuando estuve con mis amigos Karen, Ermes y Adriana, en la librería de San Francisco.
Un gran lugar para visitar, si alguna vez están por la ciudad de Buenos Aires, pasen por esta librería que seguro lo disfrutarán.