Hay lugares que se quedan grabados en tí, en tu alma y en tu ser. Esos sitios que al volver de ellos piensas “un día me gustaría acabar aquí…”. No son muchos, algunas personas tenemos la suerte de haber encontrado 3 ó 4 lugares así en nuestros vagabundeos por el mundo.
Para mí, sin duda, hay uno que por su cercanía a mi casa siempre ha tenido un lugar en mi corazón. Un lugar diferente a todo lo que lo rodea, con una historia única y emocionante, con grandes cambios en el último siglo. Un paraíso con tanto que ofrecer que temo no estar a la altura.
Llevo visitando la zona de Galicia que se conoce como “Rías Baixas” más de 35 años, toda mi vida. He sido testigo de sus cambios, de su gente, de la gente que se estableció allí en ese tiempo.
Conozco sus playas, sus restaurantes, sus paisajes, su gastronomía, su modo de vida. Y me encanta. Eso es lo que quiero compartir hoy aquí.
Diré, para empezar, que para mí las Rías Baixas son la zona de la costa de Galicia que comienza, de norte a sur, cuando uno baja de Santiago de Compostela y terminan cuando uno llega a la frontera de Portugal, en Tui. Toda esa zona, con algunas diferencias de unas zonas a otras, pero siempre pegados al mar, con su tradición marinera, pueblos, gentes, paisaje y paisanaje.
Podría hablar de muchos lugares…de Villagarcía de Arosa, de Cambados, de la magnífica isla de la Toja, de O Grove, de San Vicente, de Tui…
Podría hablar de muchos vinos, de albariños monovarietales, del rosal, del condado…
Podría hablar de marisco, de pescado y de atardeceres, de mares y de barcas, de licor café y de orujo.
Podría hablar del clima, tan diferente y con tantos cambios en tan pocos kilómetros, de mi isla de la Toja donde hasta cuando llueve pide permiso antes.
Pero como ya he dicho al principio, temo no estar a la altura. Así que dejaré que las imágenes hablen por mí. Para los que ya conozcáis la zona, espero que sean un grato recordatorio. Para los que no, espero que empecéis a pensar en cuando visitarla!! ?
