Esto lo escribo mientras estoy superando el virus SARS-CoV-2 y, a pesar de que me siento mejor y estoy recuperando el apetito, no fue así durante las primeras fases de la enfermedad ya que el coronavirus alteró mis sentidos del gusto y del olfato a tal punto que hasta el agua me sabía distinto, con un sabor metálico; el amor que siento por el capuccino de la mañana cambió porque no podía olerlo y la comida en general no me sabía a nada, por tanto, no me provocaba comer. Pero, como estaba consciente de que debía alimentarme para vencer al virus, recibía cosas muy dulces o saladas, pues solo lograba distinguir un poco esos dos sabores. Por ejemplo, un día comí un trozo de torta de piña como única comida y al día siguiente solo comí una porción pequeña de totopos con jalapeños. Creo que la hidratación fue la clave, bebía mucha agua debido a la sed perenne que sentía y aceptaba con fruición cualquier té o infusión caliente para aliviar la tos y el carraspeo de la garganta. Mi bebida favorita aún sigue siendo el té verde con jengibre, miel, limón, manzanilla y 30 gotas de diente de león; servido por mi familia en una gran taza con mucho amor y con el deseo de que me alivie pronto. La anosmia duró aproximadamente unos cuatro días y finalmente cuando volví a oler la sazón que viajaba desde la cocina y se deslizaba por debajo de la puerta de la habitación donde permanecía aislada, se despertó en mi la voluntad de llevar a la barriga un bocado de otro alimento diverso al vaso de yogurt de fresa a temperatura ambiente (todo lo frío desata la tos) con un trozo de fruta que comía casi a diario, porque comer más que eso, era garantía de sentir ganas de devolver la comida.
Pero el apetito se presentó caprichoso, como si estuviera embarazada, porque fue un antojo muy especial, quise comer tequeños, esos palitos de queso envueltos en masa de harina y fritos, que son comunes en la mayoría de matrimonios, fiestas de quince años y celebración venezolana.
Preparar tequeños es sencillo y económico, requiere de algunos trucos que más adelante compartiré, pero vamos a lo primero, a la receta. Los ingredientes son pocos e inversamente proporcional a las ganas de comerlos
- 5 tazas de harina de trigo todo uso
- 10 onzas de agua
- 125 g de mantequilla
- 3 cucharaditas de azúcar
- 1 cucharadita de sal
- queso semiduro
- 3 tazas de aceite vegetal para freír
Preparación
- Cierna la harina en un tazón para amasar, espolvoree la sal y el azúcar, revuelva y forme un hueco en el centro. Coloque la mantequilla pomada y cortada en cubos con el agua un poco tibia en el centro del volcán.
- Con la ayuda de un tenedor incorpore harina al centro del volcán empezando de afuera hacia adentro, vaya batiendo con energía procurando mezclar y amalgamar los ingredientes. Este proceso puede realizarlo en una máquina con el utensilio que parece un gancho o garfio. Si la masa necesita más líquido, agregue de a poco una cucharada de agua.
- Una vez que se hayan unido todos los ingredientes, vuelque la mezcla sobre el mesón y amase por aproximadamente 20 minutos hasta que obtenga una bola lisa que se despegue de la superficie. Deje reposar la masa en un recipeinte cerrado o dentro de una bolsa por 30 minutos. Esto es muy importante.
- Riegue una capa fina de harina sobre el mesón y extienda la masa con la ayuda de un rodillo con un grosor que sea delgado pero lo suficientemente resistente para soportar el relleno de queso, el cual es el relleno tradicional, pero también hay tequeños de bocadillo (dulce de guayaba) con queso, de jamón con queso, de barra de chocolate, entre otros.
- Corte tiras largas de masa así como dedos de queso cortados del tamaño y grosor de un dedo índice, si los quiere finos, o de un dedo pulgar, si los quiere cortos y gruesos.
- Ponga a calentar aceite suficiente en una olla profunda.
- Envuelva cada dedo de queso, empezando por un extremo con una tira de masa y cubriendo bien para evitar fugas; enrolle apretando bien hasta alcanzar el otro extremo del queso procurando de cubrirlo para que no se salga tampoco por ahí el relleno. Elabore de una vez todos los tequeños y colóquelos en una bandeja para que al momento de cocinarlos, sea rápido el proceso.
- Prepare un plato con papel absorbente y téngalo a la mano. Una vez caliente el aceite, baje el calor del fogón a la mitad y coloque varios tequeños a freír con separación suficiente entre ellos para poder moverlos y darles vuelta con facilidad.
- Pasados 3 minutos y algunos segundos, el tequeño está listo para sacarlo del caldero. Póngalo sobre el papel de cocina para retirarles el exceso de grasa.
- Sirva inmediatamente acompañados de una salsa que contraste con lo salado del queso. Puede ser una salsa rosada, tártara o mayostaza. Lo mejor es que cada comensal tenga su propia y exclusiva porción de salsa.
Estos son algunos trucos para freír tequeños:
- Mientras más aceite haya en la olla, los tequeños se cocinarán más parejos y absorberán menos aceite.
- El aceite debe estar caliente, pero sin humo. Si se excede en la temperatura del aceite, el tequeño puede quemarse rápidamente y quedar crudo por dentro.
- No hay que colocar muchos tequeños en una misma tanda para freírlos porque el aceite se enfría y demora más la cocción.
- A los tequeños hay que darles vuelta, es decir, freírlos por un lado y sacarlos al aire con un escurridor y meterlos otra vez a la paila. De esta manera quedan parejos de color y crocantes.
- Los tequeños exigen que les preste toda su atención. No los descuide porque de lo contrario pueden quemarse.
Esta receta de tequeños es casera, tal como el origen del tequeño, que dicen nació de dos hermanas que vivían en Los Teques, Estado Miranda, Venezuela; ellas iban a la vecina ciudad capital Caracas y, cuando la gente las veían venir, gritaban: “Llegaron las tequeñas, llegaron las tequeñas”. Algunos manejan la hipótesis que en las casas de las familias adineradas de la colonia, quedaban remanentes de quesos durantes las fiestas y que las esclavas los aprovechaban envolviendo estos quesos picados en masas de harina y luego los freían para su deleite. Hay otras teorías sobre el nacimiento de este aperitivo propio de festejos; pero esta vez en mi casa no hubo ninguna celebración; tan solo un antojo por comer este tentempié.
Me gustaría saber si ha probado el tequeño ¿Conoce algún truco para freír comida que pueda ser aplicado a los tequeños? ¿Hay algun sitio cercano a usted que venda tequeños?
Gracias por su lectura y espero que prepare este plato.