Antes de empezar…
Este artículo es un día concreto de un viaje que hice a Roma, podéis leer lo que hice los días que estuve en Roma en otro artículo que he publicado. También allí se pueden leer las conclusiones que saqué del viaje.
PARTIMOS DESDE ROMA
Mi primera vez en los trenes de alta velocidad de Italia
Para ir a Florencia cogimos el tren en la estación «Termini«, cuando llegamos fue un poco lío desde el metro, te deja por unos túneles que van por debajo de la estación y no encontrábamos en los paneles el número de nuestro tren. Al final, conseguimos encontrarlo a tiempo y nos fuimos de camino a Florencia. Nosotros viajamos por unos 50€ ida y vuelta con la empresa «Italo«, el tren era bastante nuevo, limpio y cómodo.
Llegamos a Florencia
Nuestro objetivo en la ciudad era pasar el día, paseando por sus calles y viendo sus lugares más famosos hasta llegar al mirador que se encuentra en la «Piazzale Michelangelo«. Hasta llegar hasta allí, fuimos por las calles famosas de la ciudad, vimos varias de sus plazas, iglesias, esculturas. Todo esto me dejo asombrado y consiguió que me fuera enamorando de la ciudad, aunque el plato fuerte vendría más tarde.
Paramos para almorzar
A mitad de camino teníamos echado el ojo a un local muy famoso por sus bocadillos, su nombre es «Osteria All’antico Vinaio«. Los bocadillos están muy buenos y, aunque parezcan relativamente pequeños, nos llenaron tanto que no tuvimos hambre para comer. Reseña en Google Maps. Recomiendo mucho probar estos bocadillos.
Continuamos hacia el mirador
Salimos de la calle de los bocadillos y seguimos hacía el río Arno. Una vez allí, cruzamos uno de sus puentes, admirando los edificios que rodean el río y empezamos la larga y empinada subida hacía el mirador. Nos costó un rato largo subir, pero la recompensa final merecía la pena. Una vez llegas y ves toda la ciudad a tus pies te das cuenta de lo preciosa y especial que es Florencia. Las iglesias, catedrales y basílicas asomando por encima de los edificios, con sus respectivas y altas torres, el río cruzando la ciudad y un largo etc… Merece mucho la pena subir, aunque recomiendo usar el transporte público si tenéis movilidad reducida o problemas físicos ya que la subida, sobretodo en verano, es algo dura.
A descansar
Después de admirar durante un rato las vistas, volvimos sobre nuestros pasos y paramos a descansar a un parque al borde del río. Como no teníamos hambre para comer, estuvimos un buen rato recuperando fuerzas. Después de esto vendría lo mejor de Florencia.
Cuando recuperamos las ganas de combatir contra el calor, partimos hacía el otro lado del río, pero esta vez cruzando por el puente más famoso del mundo junto con el «Golden Gate» de San Francisco, el increíble «Ponte Vecchio«. Luego avanzamos por la calle que sigue después del puente y empezamos a buscar un lugar donde merendar para intentar olvidarnos durante un rato del calor.
Probamos los helados de Florencia
Paramos en una heladería-restaurante llamada «Ristorante Self Service L’Orologio«, tiene malas reseñas, pero a nosotros los helados nos sabían a gloria. En mi caso pedí sabor a coco y mango y sabía bastante bien. Es cierto que el grande nos salió por 10€, pero entre en la calle en la que está, el tamaño y el calor que teníamos, no nos importó. Reseña en Google Maps.
Llegamos a lo mejor, la catedral
Es difícil de explicar la sensación que sentí al llegar a esta plaza, llevaba queriendo ir muchos años. Fue girar la esquina de una calle, verla delante de nosotros y pensar: el viaje ha merecido la pena. Es espectacular, pocas veces en mi vida me he quedado tan asombrado por algo como por esa catedral. Nos sentamos un rato al fondo de la plaza para admirarla, de verdad, es increíblemente espectacular. Aunque vayas con muchas expectativas, te sorprendes. Da igual cuántas iglesias, catedrales, basílicas, etc… Hayas visto, no hay nada que se parezca a esto. Es lo que terminó enamorándome definitivamente de la ciudad. No pudimos entrar porque no teníamos entrada reservada, así que lo dejé como excusa para volver a la ciudad, aunque sé que volveré muchas veces.
Después de verla, rodearla y descansar al otro lado de la plaza otro rato, decidimos partir con tiempo a la estación para no perder el tren.
Repetimos restaurante para cenar
Volvimos de noche de Florencia, perdimos el metro y, de hecho, nos subimos al último del día. Intentamos buscar restaurantes, pero la mayoría estaban cerrando o tenían la cocina cerrada. Así que miré uno de los que ya habíamos probado y estaba abierto, fuimos y repetimos. El restaurante es «Ristorante Buono Enoteca e Cocktail Bar»