Es allá arriba, donde siempre nacen los arroyos. Una entalladura con cincel de agua ha abierto la Garganta de las Lanchas. Primero hay que subir, subir, subir por recodos de jaras en flor con vistas a las atalayas sobre tierras extremeñas y toledanas.
Luego hay que bajar, bajar, bajar dejándose llevar por el trino del agua que salta de cascada en cascada.Entre musgos y helechos crece el tejo y el acebo, prospera el abedul y el serbal. Entre abrigos y covachas, dejaron nuestros ancestros su traza humana.