Otra visita que realizamos fue la ciudad de Bérgamo. Una hermosa ciudad medieval a unos 40 minutos de Milán en tren a un precio de 5 euros el trayecto bien que vale la pena ir.
Al llegar a la ciudad pasamos un poco de confusión y luego en la oficina de información turística frente a la estación de trenes nos explicaron que para ir al centro teníamos que coger el autobús número 1 o el número 2 pues la Citta Alta como ellos la llaman era prácticamente imposible subir a pie. Compramos los boletos de autobús a 1.20 por trayecto y este nos dejó en la parte más alta para hacer la visita turística bajando. La zona antigua en sí, consiste en una callejuela principal y algunas laterales de menor importancia, con bonitos edificios del barroco, tiendas de recuerdos, pastelerías, fuentes, plazas, etc., el centro histórico es bastante animado gracias a los turistas que lo visitan y al flujo de estudiantes universitarios que vienen y van por sus callejas. Comimos ricos platos de papa con carne y ensalada con cerveza o vino por unos 9 euros más la propina, luego bajamos hacia la ciudad moderna por el funicular a un precio de 3 euros, al bajar tomamos un autobús hasta el centro de la ciudad moderna donde caminamos hasta la estación central, podíamos seguir en el bus hasta ella pero decidimos desmontarse antes para andar a pie, pues la ciudad moderna está llena de iconos importantes, fachadas de iglesias impresionantes, jardines bien cuidados, estatuas, fuentes y esculturas callejeras en las diferentes plazas de la ciudad. Aconsejo visitar primero la Citta Alta y luego hacer el trayecto a pie desde la parada del funicular hasta la estación de trenes, que no es mucho, unos cuatro kilómetros diría yo, pero este tramo en si es un museo al aire libre por todo el arte que tiene para ver y retratar.
Nos despedimos de Bérgamo con nostalgia, para volver al otro día, pues habíamos reservado pasaje en la súper barata pero pésima aerolínea Ryanair la cual tiene vuelos desde Bérgamo hasta diferentes ciudades de Europa. Desde estación de trenes de Milán salen autobuses a los aeropuertos de Milán y de Bérgamo cada 20 minutos a un precio de 5 euros y te dejan en la misma puerta del aeropuerto.
De esta línea debo decir que como no facturé la maleta por internet, nos cobran un adicional de 30 euros por pasajero, así que ténganlo presente si la usan.
De Milán llegamos a Sevilla, España a las 1230 del mediodía, pero esto es ya otra historia que no tiene nada que ver con Italia y voy a comentar más abajo.
SEVILLA, ESPAÑA
Queridos lectores, si me preguntan por qué Sevilla, mi respuesta inmediata y sincera es -no lo sé-. Simplemente había llegado la hora de desbaratar el grupo de viaje, el presupuesto de algunos se había agotado y había que regresar cada quien a su país de origen, el largo camino a casa, como se llama alguna película barata y mala norteamericana que vi alguna vez. A mí se me ocurrió la brillante idea lo mismo que paso con Italia, en una ocasión anterior había ido yo con mi esposa a Sevilla desde Madrid, más por estrenar el tren llamado Ave por su siglas de alta velocidad que por Sevilla en sí, la cosa es que en esa ocasión me quedé flechado por tan maravillosa y preciosa ciudad que me había prometido a mí mismo, volver con más pausada conciencia.
Después de un vuelo de dos horas y veinticinco minutos por la explotadora Ryanair, llegamos a un solitario aeropuerto con escaso movimiento, al salir buscamos la parada del autobús que conduce hacia el centro de la ciudad, al vernos loqueando algunas personas se nos acercaron y nos dieron información de cómo llegar al hotel que habíamos reservado, una muestra de lo amables que son los sevillanos tan solo al llegar.
El autobús recoge pasajeros en la terminal cada media hora, aunque también había taxis que llevaban al centro a la tarifa de 22.95 euros según un aviso que había publicado en la pared de la parada, para que no haya confusión, el autobús a un precio de 5 euros por persona nos dejó cerca del hotel, a unos 10 minutos andando del centro del barrio antiguo.
Caminamos y arrastramos nuestras maletitas por callejones y calles empedradas hasta dar con el hotel, ya la encargada nos estaba esperando en la puerta, una señora muy amable y sonriente, era un aparta estudio con cocina completa, lavadora, nevera, estufa, microondas, comedor, muebles y dos habitaciones para dormir, muy bien decorado, climatizado en todas sus estancias y lo mejor de todo por solo 50 euros por noche por habitación. Sin duda el mejor hotel que hemos visitado en todo el viaje de este año y al mejor precio.
Los mapas turísticos de Sevilla que son gratuitos no son muy informativos e incluyen solamente información básica a una escala que es imposible de entender, tuvimos que comprar uno por unos tres euros que complementan el gratuito.
El centro histórico de Sevilla es enorme y es un 80% peatonal, es muy escaso el transporte público ni privado que se ve por él, exceptuando algunas calles periféricas donde llegan unas 7 líneas de autobuses que conectan con casi todo el resto de la ciudad, muy rara vez tiene uno que tomar más de un autobús para llegar a un destino específico de interés.
Otra opción de transporte es el autobús turístico el cual pasa cada hora, con un tamaño reducido puede entrar por algunas de las callejuelas del centro histórico y llega a los lugares de interés de la periferia de la ciudad.
La lista de los sightseeing de la ciudad pueden encontrarla en cualquier sitio de internet de los muchos que abundan, ya saben que mi memoria de pez no da para tanto.
Acuden a mi memoria las imágenes de las diversas iglesias que visitamos, siendo la más importante la enorme catedral que según afirman los sevillanos es la más grande del mundo, pues sí que es enorme, ocupando toda la manzana, una enorme estructura de arte gótico y barroco mezclado con algunos dejos de diseño morisco. Como siempre grandes filas para entrar, miles de turistas sudorosos y los pesados guías turísticos ofreciendo sus servicios a los menos cautos. También se observan por la ciudad las gitanas con su ramito de yerbabuena dispuestas a robarte la cartera con su labia y zalamería rastrera, así que cuidado con ellas.
Al lado de la catedral esta el Archivo General de Indias, un enorme palacete que en aquellos tiempos se encargó de llevar toda la documentación relativa a las colonias de américa, que incluye oficios, memorándums, documentación varia histórica, algunos cuadros y esculturas sin importancia y los primitivos mapas de aquellos tiempos. Si están cortos de tiempo se pueden saltar esto.
Lo mejor de lo mejor que hay que ver en Sevilla es la Plaza España, una de las más bellas, originales y pintorescas plazoletas de Europa, bordeada por un canal artificial donde reman botoncitos, nadan los patos y se crían ranas y mosquitos. La arquitectura de la plaza es una mezcla de varios estilos donde sobresale el estilo árabe con sus típicos azulejos con escenas pintadas a pincel. El ardiente sol de la plaza debido a la ausencia total de árboles, no nos permitió disfrutar más del panorama y tuvimos que emprender la marcha hacia otro lugar. Aclaró que el calor y el ardiente sol son una de las cualidades típicas de Sevilla, incluso los inviernos son bastantes suaves en comparación con el resto de España, según me dicen los que lo han vivido.
La zona de la plaza España, no tiene baños públicos por ningún lugar, yo tuve necesidad de orinar y tuve que retener la orina por varias horas hasta llegar al centro y parar en el restaurante donde decidimos parar a comer.
El tema de la comida y los precios de Sevilla son la felicidad de los tacaños, los precios son verdaderamente baratos comprados con Italia, y otras ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Toledo, etc. Los platos rondan los 7 euros, los chips para celulares con 50 minutos incluidos cuestan unos 10 euros y si incluyes 1gb de internet cuesta unos 15 euros, lo suficiente para durar todo un mes chateando, eso sí sin enviar imágenes ni videos.
Además de eso aproveche para comprar un celular Samsung Galaxy S5 por la módica suma de 500 euros, en mi país este aparato anda por los 650 euros, para ello fui a la tienda que me recomendó una muchacha simpática de la tienda de celulares de cerca del hotel, la tienda se llama Media Mark y es muy reconocida por sus precios baratos en artículos de electrónica en toda España.
Para lo del transporte lo recomendable es utilizar solamente el autobús comprando un abono de tres días por 12 euros el cual se puede renovar por 8 euros pues la tarjeta tiene su valor de 5 euros que te pueden devolver a tu partida. Para ayudarme con las rutas de bus, baje una aplicación Android que se llama bus Sevilla o algo así, muy útil porque te da la ruta completa de cada línea de autobús y la frecuencia y horario de pasada.
Una de las cosas más relajantes que hicimos en la ciudad, fue dar un largo paseo por la margen del río Guadalquivir que divide la ciudad en dos mitades, se ven personas haciendo ejercicio, muchachos remando en botes deportivos, parejas de enamorados, caminamos hasta cruzar el puente cuyo nombre no puedo recordar de los diseños en círculos hasta llegar al mercado de la ciudad y el barrio de los cera miqueros. Este mercado típico de ciudad portuaria tiene una variopinta oferta de pescados y mariscos, dulces y productos como frutos secos y varios comestibles típicos de los países árabes, los que dejaron su influencia por estos lados después de haber sido expulsados de la región. Aprovechen para mear en este mercado ya que tiene un baño gratuito y muy limpio por cierto.
No dejen de callejear por la zona peatonal que siempre está plagada de gentío con las riadas que forman, la zona tiene varias iglesias pintorescas que se pueden visitar, muchas vitrinas para mirar y algunos mimos raquíticos.
Me voy de Sevilla con el dulce recuerdo de una ciudad encantadora cuyos aromas y sabores se me metieron en lo más profundo de mis sentidos, (no me refiero al alma pues no creo en su existencia), sus mujeres bellas, sus precios cómodos, sus callejuelas de los barrios antiguos, sus hoteles baratos, amplios, cómodos, buen tele cable y personal amable para mi serán inolvidables y lo mejor de todo la amabilidad de sus ciudadanos, aunque si bien es cierto que se encuentra uno con algún que otro perro o perra mal educados, pero eso es normal en todas partes.
Con tristeza partimos a Madrid el día 13 de octubre de 2014 desde su estación central de trenes, compramos los boletos en segunda a un precio de unos 77 euros más o menos en el tren de alta velocidad denominado AVE, y en un lapso de menos de tres horas llegamos a la tumultuosa y animada ciudad de Madrid. Allí pasamos tres días más antes de regresar a Santo Domingo, visitando algunos lugares que ya conocemos de memoria pero que siempre vale la pena volver a ver.
Fin.
Octubre de 2014
Jose Olivier
jolivier40