Una sorpresa agradable este restaurante ubicado dentro de uno de los hoteles de la cadena Marriot, en el corazón de Miraflores. La atención muy buena. El ambiente muy bien decorado, de buen gusto y en esta época de calor intenso, muy bien acondicionado con aire, pero no al extremo de sentir frío, en dos palabra: muy acogedor.
Sobre la comida, es fantástica. No es muy grande la variedad de platos en la carta, más, de lo bueno poco dice un dicho y aquí se aplica con justicia. No perderse de entrada una bruschetta de pulpo, realmente maravillosa, una delicia de sabores que estalla en la boca, luego también un flat bread charcuterie, deliciosa y alcanza para 6 porciones. De fondo imperdible el lomo saltado y la paella amazónica. Para finalizar una porción generosa de crocante de manzana.
Muy buena experiencia alrededor del restaurante y la comida.
Eso si, armarse de paciencia para el servicio de valet parking, lento y no muy simpático.
