Un fuerte asma nos llevó a salir de Lima, ahora con más razón que la temperatura baja a 13°, llenos de ganas por hacer algo distinto (salir de las vacaciones de Adri) y sobre todo ir a buscar calor.
Salimos, muy tarde, a Huaral (debes salir antes de las 8 para gozar de un tráfico normal) lugar agrícola, campestre, con mucha carne y fruta. Gastronomía especializada en cerdo (chancho) al palo.
Así que decidimos irnos los 3 a almorzar a jugar, a divertirnos y caímos en este restaurante campestre en el que me divertí, pero sobre todo compartí.
Cuando un local piensa en toda la familia, hace que todos compartan (hasta el adolescente que tienes en casa) sentirte como un niño de 5 con todos los tuyos y encima comer exquisito, y todo lo que puedas, por precios módicos (no bajos).
El restaurante campestre está a 10 minutos del centro, de fácil acceso en una calle donde se encuentran todos los negocios parecidos a éste.
¿Y éste por qué es especial? Porque es familiar, es campo, tiene diseño y servicio familiar (los dueños) pensado en todos.
Algo para un día, salir comprar plantas o frutas y tener un almuerzo con show en vivo.
La pasamos genial, me llevo sonrisas y alegría de todos los míos. Y lo comparto porque creo que vale la pena pasar un día lejos de todo en una granja y llevarse toda la energía de la naturaleza junto a los que más quieres.
Sobre la comida la variedad es corta, platos muy generosos que varían en lo criollo y en la especialidad de la casa.
Toma la ruta hacia la Panamericana Norte, y en la salida de Huacho y Huaral, ve a la derecha y sigue hacia la campiña, valdrá la pena vivirlo con quien más quieres.