El Mercado Central de Zaragoza es uno de los grandes emblemas históricos y arquitectónicos de la ciudad. Su origen se remonta al siglo XIX, cuando se ideó como una solución moderna y ordenada para reemplazar los antiguos mercados al aire libre. Fue inaugurado en 1903 y diseñado por el arquitecto Félix Navarro, destacando por su elegante estructura de hierro, vidrio y cerámica, muy en la línea de los grandes mercados europeos de su tiempo.
Hoy, el mercado sigue más vivo que nunca. El ambiente es animado y cercano, con puestos que ofrecen frutas frescas y productos de gran calidad. Uno de sus rincones más recomendables es el bar del mercado, una parada perfecta para desayunar. Lo regentan mujeres, y se nota: los bocadillos y tapas tienen ese punto de mimo y sabor casero que marca la diferencia.
La reciente reforma ha sido un acierto total. El mercado ha ganado en luminosidad y funcionalidad sin perder su esencia. Los accesos son totalmente adaptados , lo que lo convierte en un espacio inclusivo y cómodo para todo el mundo.
En definitiva, un lugar precioso, ideal tanto para hacer la compra como para disfrutar del ambiente local. Un plan perfecto para pasar un buen rato en Zaragoza, con historia, sabor y tradición. Sin duda, repetiremos.