Castillo de Huelma, Jaén, fue construido por el Duque de Alburquerque en el siglo XVI. Enclavado en una roca domina toda la villa. Dotado de tres torreones y grandes paredes, sus murallas aún se conservan en varias zonas así como restos de viviendas.
El pueblo tiene de todo un poco, un poblado ibero, un acueducto, una iglesia edificada por Andrés de Vandelvira y un excelente aceite de oliva de varias calidades y variedad picual. Sus miles de olivos completan un bellos paisaje junto a Sierra Magina y varios arroyos.
No te puedes ir sin probar sus excelentes “tapas” que podrás degustar en los distintos bares y restaurantes mientras escuchas las historias de los huelmenses.