Enclavada en el Nordeste de Rumanía, en la frontera con Ucrania, Bucovina es un pequeño trozo de paraíso.
Es considerado así en todos los aspectos: paisajístico, cultural, de desconexión y relajación, espiritual…
Buena muestra de ello es la muy conocida Ruta de los Monasterios, muchos de ellos Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO por derecho propio.
Visitar un monasterio ortodoxo de Bucovina va mucho más allá de la simple visita a un monumento. Es una de esas escasas ocasiones en las que puedes sentir la verdadera paz, el valor del silencio. En esos instantes mágicos, no piensas, sientes… VIVES.
Sus paisajes siempre son bellos y cambiantes. Claramente se puede distinguir cada estación en toda su belleza.
Si hay un momento más especial que los demás en todo el año, esa es la Semana Santa ortodoxa. La noche del Domingo de Resurrección será uno de los más sagrados y poderosos en la vida de cualquiera que se aventure a vivirlo en cualquiera de los monasterios e iglesias de esta mágica y espiritual región.